Un voto a favor de internet
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El próximo domingo se decide en las urnas quién representará a los ciudadanos españoles en Europa. No voy a pedir desde aquí el voto a ningún partido en concreto, pero sí voy a pedir un voto a favor de internet: un voto en contra de los partidos que llevan legislando desde hace veinte años en contra de la libertad en la red.
Desde que llegó Internet al gran público en España, a mediados de la década de los noventa, PP y PSOE no han dejado de aprobar leyes con el único objetivo de poner coto a los derechos fundamentales en la red. Durante mucho tiempo se ha atribuido su encono liberticida al presunto analfabetismo informático de nuestros políticos, pero es una percepción equivocada: si legislan contra la red no es por ignorancia, sino por mala fe.
PP y PSOE son dos organizaciones jerárquicas, ancladas en un modelo social del pasado, y son perfectamente conscientes que la estructura descentralizada y no jerárquica de la red española impide el control político que las dos organizaciones ejercen sobre todos los ámbitos de la sociedad española: de las instituciones a la administración de justicia, pasando por medios de comunicación tradicionales, no hay nada que escape a su control.
Desde la aprobación del Código Penal de 1995, donde se incluía un buen número de delitos informáticos y de opinión, PP y PSOE se han ido alternando en el poder, y todas y cada una de sus iniciativas legislativas en materia telemática han superado el nivel de represión del gobierno saliente.
Mediante la Ley de Protección de Datos y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, el Partido Popular endureció administrativamente los requisitos para abrir una web en España, al tiempo que introdujo nuevos delitos contra la propiedad intelectual en el Código Penal, con el objetivo de reforzar el monopolio mediático de la televisión de pago. El PSOE, que desde la oposición criticó tales iniciativas legislativas, las mantuvo vigentes y las reforzó con nuevas leyes al llegar al poder: suyas son la infame Ley de Impulso (hacia atrás) de la Sociedad de la Información, y la Ley Sinde, impulsada por una ministra que, según ha confesado recientemente el ex ministro César Antonio Molina, fue nombrada para dar imagen de juventud y glamur desde el gobierno.
PP y PSOE son perfectamente conscientes del papel que las redes sociales desempeñaron en el movimiento 15M y en todos los movimientos de resistencia que han llenado las calles desde el año 2011. Es ese miedo a las redes sociales lo que ha llevado a ambos partidos a impulsar una subcomisión para censurarlas desde el Congreso. Una subcomisión de redes sociales que, en un alarde de transparencia, se reúne a puerta cerrada.
Los proyectos del gobierno del Partido Popular para internet son extraordinariamente peligrosos para las libertades públicas. El proyecto de Código Penal Gallardón pretende criminalizar la convocatoria de manifestaciones por internet; la Ley de Seguridad Ciudadana de Fernández Díaz responsabiliza de los altercados en las calles a los que desde Twitter lancen consignas, e incluso a los cibercafés; la Ley de Propiedad Intelectual de Wert criminaliza el enlace, convierte en ciberpolicías a empresas de hosting, medios de pago y publicidad, y puede enviar al exilio a buena parte de nuestros emprendedores en la red.
PP y PSOE no están solos en las votaciones. CiU ha apoyado en el Congreso buena parte de las leyes liberticidas que he mencionado, y desde la Generalitat impulsó la cibervigilancia de los activistas del 15M, como se ha puesto de manifiesto en el escándalo del Cesicat, que se dedicó a rastrear opiniones en las redes por encargo de los Mossos d’Esquadra.
Nos tienen miedo, y quieren amordazarnos. Y por todas estas razones, desde aquí pido un voto de castigo contra ellos. Un voto de castigo contra el pasado, y un voto a favor de internet.
Voten a quien quieran. Pero no voten a quien ha puesto precio a nuestra libertad.
Publicado originalmente en el blog Jaque Perpetuo